La muestra es una selección de más de 300 fotografías de la Península, desde 1853 a 1930, realizadas por fotógrafos españoles y extranjeros de prestigio.
El montaje permite (además del deleite de la pausada observación de las magníficas fotografías) la visión, a otra escala, de detalles y encuadres que nos sugieren y provocan otra mirada y que invitan a una vivencia más próxima de paisajes, personajes y lugares ya perdidos. La instalación de grandes pantallas, donde las imágenes discurren ocupando todo el plano, nos sumerge en las fotografías e incorpora el espacio expositivo dentro de los paisajes que las imágenes presentan. El imperceptible espesor de las pantallas y el movimiento de las imágenes producen que estas se conviertan en ventanas flotantes abiertas en el espacio.